Nuestra mente está acostumbrada a la discriminación . A las primeras impresiones que recibimos como recien nacidos y en nuestra primera infancia las clasificamos como agradables y desagradables , como premios o castigos.
Los daños sufridos en la infancia como pérdida, abandono , herida corporales o psíquicas quedan grabados como DOLOR , recibiendo entonces una respuesta por nuestra parte . Aquella que se da es la de un niño en un contexto familiar particular y fundamental en aquel momento. Esa respuesta para defendernos del dolor queda impresa como recuerdo y "modus operandi "en nuestro cerebro. Posteriormente optaremos ante situaciones que se asemejen a aquellas primeras por repetir el mismo modelo de defensa.
Pero está emoción primaria es de tal envergadura, que el gasto energético empleado para repeler el daño es el mismo que empleariamos para librarnos del ataque de una "fiera" y será al menos de igual potencia que el daño presentido. Esta energía se emplea en respuestas de tipo mental por hiperracionalización en niños no menores de cinco años. También puede ser la respuesta a nivel orgánico con tics, o síntomas psicosomáticos diversos de distinta índole que tienen como fin ocultar, apaciguar , diferir o transformar el dolor inicial.
Esta forma de trabajo inconsciente iniciada en la infancia ante el trauma tiene todas las cartas para ser perpetuada indefinidamente y es estéril en su fin último , ya que ante el dolor inicial no se efectuaron las respuestas idóneas de cualquier animal , es decir , el ataque , la huida o la parálisis ( que imita a la muerte y de la que se sale una vez pasado el peligro con una serie de movimientos espasmódicos que liberan la energía acumulada ). En el caso del ataque y de la huida la energía se gastaría principalmente en el aparato locomotor.
Por otra parte , es la única forma posible de actuar del niño , y como tal no encuentra otras formas alternativas. Dicha defensa se parece a una fina pared de ladrillos que constantemente van cayendo y la persona intenta reponerlos sin cesar ante cualquier daño o real o imaginario que pudiera desvelar el dolor oculto.
Propongo otra forma de actuar que es SENTIR . Sólo sentir el dolor , El puro dolor sin nombre ,sentirlo como sensación orgánica y mental sin etiquetas, sin explicarlo , sin apartarlo , sin transformarlo . Sólo observar y sentir desde las tripas o allí donde se perciba. No rechazar . ACEPTAR . con la mente más grande . SENTIR LA CARA DE LUNA . Igual que otras veces sentimos LA CARA DE SOL . De esta forma, como su esencia al igual que la de todos los fenómenos es KU, ( LA VACUIDAD ) desaparecerá cuando llegue su momento .Si intentásemos por extraño que parezca mantener esa sensación de dolor profundo continuamente veríamos que es imposible. Termina desvaneciéndose a su momento. No temáis sentir el dolor , sentir profunda e íntimamente . Sin artificios . Tal vez así intentandolo sin huir, sin esconder ,sin diferir , vayamos más allá de él , más allá del placer y el dolor, de lo bueno y de lo malo , de la forma y del vacío.
El Gran Maestro Ba se encontraba seriamente enfermo. El abad del templo le preguntó:
-Maestro, ¿cómo te sientes por estos días?
El Gran Maestro respondió:
-Buda Cara de Sol, Buda Cara de Luna.*
Profúndamente conmovido por la sabiduría de tu entrada Antonio.
ResponderEliminarGracias.
Esto es para meditarlo. Aprendo mucho.
ResponderEliminar